miércoles, 2 de julio de 2008

El Método - Parte II



Así como hablamos de estado emocional y estado de ser, existe también el Pensamiento orgánico, que es funcional y siempre revolucionario. La mayor parte de los pensamientos de la gente no son expresión de lo que sienten y perciben en realidad, sino conceptos intelectualizados. Hasta los ocho años hemos vivido todas las experiencias, el dolor de nacer o golpearme, la perdida de alguien, la atracción, el miedo, el amor…etc.
Los sentimientos y emociones que nos invaden son generados por recuerdos o pensamientos, de que ya experimentamos eso. Las reacciones físicas y psicológicas a los estímulos externos son el resultado de una acumulación de experiencias vitales (la rabia, el odio, la ansiedad, la impaciencia, el resentimiento)En nuestra infancia ya tenemos todo este bagaje sensorial, recuerdos, pensamientos vitales que puedo evocar cuando lo deseo, por eso insisto tanto con llevar tu libro de memorias, por edades, tus sueños, tus sientos, tu guión emocional. Así aprendemos a hacer asociaciones que conectan nuestros sentimientos actuales con otros sentimientos parecidos de nuestro pasado mediante un proceso de asociación. Cuando pasamos la adolescencia (que también tiene su carga emocional importantísima) y queremos ser actores, tenemos la sensación que nuestras almas se convierten en un semillero de emociones y de sentimientos que piden a gritos expresarse. Por eso este arte es tan terapéutico. Podes ponerte a gritar que no te van a llevar preso, es totalmente catártico, nos permite sacar afuera todo lo que tenemos en nuestro interior almacenado.

Todos guardamos en nuestra memoria o pensamiento orgánico una canción que nos conecta con el romanticismo, otras que son tristes y me llevan a la vulnerabilidad. Por eso nuestro registro es tan amplio. Un perfume nos hace recordar a alguien o a una situación que viví. Siempre es un olor concreto, un sonido, un pensamiento o recuerdo o una visión como biblioteca de imágenes lo que se consigue evocar y se experimenta perceptivamente y sensorialmente y obviamente emocionalmente.

Es la emoción la que nos arrastra y no nosotros a ella, cuando nos ocurre algo que no podemos razonar y nos dejamos arrasar por esa situación es que nos hemos dejado llevar por una emoción. También lo llamo evocación o encarnación. Encarnar o revivir nuevamente una emoción desde un pensamiento o recuerdo o estimulo sensorial que contenga todos los matices que funcionan como activadores cuando utilizo la técnica evocativa (¿Donde estaba? ¿Que época del año?¿A que olía, como me sentía?¿Cómo estaba vestido?, etc.) Así a medida que repaso los detalles como una película de imágenes o fotos la emoción se hace presente y me dejo arrastrar por ella y deslizo el texto desde la emoción. Nunca debo decir el texto de la misma manera. El texto debe estudiarse neutro. Como el padre nuestro. Es el estado de ser, mi emocionalidad, lo que me afecta lo que hace que salga siempre distinto. Yo no estoy igual nunca. Nunca hacemos la misma función. Ese es el manantial que debo alimentar y almacenar y probar y probar aunque la primera vez no resulte. El estado de histeria no tiene ningún sentido artístico. La expresión del arte consiste en seleccionar las realidades apropiadas de la vida con el objeto de construir un nuevo estado de vida. Un actor que trabaja seriamente y en profundidad, trabaja con el alma.

No es monstruoso que este actor, sólo en una ficción, en una pasión soñada, pueda sujetar de tal modo su alma a su propio concepto que, por obra de ella, palidezca todo su rostro, con lágrimas en los ojos y agitación en su aspecto, con vos rota y toda su actitud ajustada en sus formas a su concepto.

Hamlet, Shakespeare (un adelantado, entonces digo Stanislavsky o Shakespeare, quien puso el huevo, obviamente estaban hablando de dejarse llevar por la evocación y la emotividad para ser creíbles.)

Stanislavsky se preguntaba “¿Cómo hallar el único camino justo entre tantos incorrectos?. Ante el artista, lo mismo que en una estación de empalme se extienden convencionalismos, los trucos teatrales, el exhibicionismo, etc. Si seguimos el camino correcto, llegaremos al objetivo, de lo contrario estaremos en el pantano de la ficción teatral y el cliché “.
Strasberg hablaba de la introspección sensorial o utilización de la memoria sensorial y emotiva. Se recurre a la revivencia de acontecimientos reales pertenecientes a la biografía auténtica del intérprete. Ellos serían la única fuente posible de emociones profundas”. O sea en la misma línea de Eric Morris, recuerdo, evocación, repetición, capacidad imaginativa, observación de la realidad, estado de ser, sensibilización, evocación de objetos, la mirada en el compañero profundamente conectados.

Los que ejercemos la docencia no podemos desprendernos de la influencia de nuestros maestros, de los elegidos y grandes aprendí mucha experiencia. Raúl Serrano es un excelente docente con el que estuve cinco años trabajando sobre las acciones físicas, la significación y el estilo en los clásicos. Néstor Raimondi, mi primer profesor (tres años) me enseñó a leer, a ser profesional y a tener una visión profunda del teatro y la profesión, con Carlos Gandolfo (el mejor sin duda de los nuestros) aprendí a trabajar la relajación y evocación, el se iba renovando, nos llevaba al proceso de convertirnos en mejor persona, a usarnos a nosotros mismos y autoconocernos a través de nuestra profesión en profundidad. A SER SINCERO. Con Augusto Fernández tuve una visión renovada cuando volvió de Alemania sobre las experiencias y técnicas del Actors Studio. Con Agustín Alezzo estuve poco tiempo pero ahí se olía a teatro y era muy exigente. Recuerdo que de una prueba grande quede solo yo para estudiar en avanzados, pero algo me pasó, me rayé, volvería a él seguramente. Pero fue con Eric Morris y luego con Joy Morris con quien descubrí la pasión y una técnica que nunca falla y que ayudo a sanarme y a sanar yo a mucha gente, porque es inmensamente terapéutico, pero el contacto con la experiencia concreta (actuar, escribir, dirigir, enseñar) nos va permitiendo elaborar nuestra propia técnica, tomando un poco de cada lado. Siempre estoy empezando. En un pizarrón vacío se pueden escribir muchas cosas. Nada se pierde, todo se transforma, todo suma y alimenta mi artista creador, Mi artista personal en acción, mi persona / actor y mi estado de ser.

Hay que ser lo mas sincero posible con uno mismo y desde ahí actuar Soy como soy y lo actúo. Uno se desnuda para poblarse. En esta sociedad cada vez nos tocamos menos, nos miramos menos y es la mirada del otro lo que me afecta en mi trabajo. Un actor siempre debe estar pensando para que eso se traduzca en sus ojos y en su cuerpo. El actor debe pensar en lo que piensa exactamente su personaje pero desde su experiencia de vida.

La memoria se divide en tres categorías: Memoria mental, sensorial y emocional. La memoria afectiva sirve para revivir y crear una vivencia auténtica sobre el escenario. El actor no solo repite el texto sino la personalidad y composición de su personaje, mantener vivo y presente el recuerdo de la emoción que llega a través de la memoria del pensamiento las sensaciones o evocaciones. Para el creador, el arte es un medio de auto ex presión, pero sólo se vuelve arte en la medida que revela la vivencia. Stanislavsky hablaba de unidades, objetivos, acción, conflicto, sub texto, diálogo, circunstancias dadas y acción y reacción las escenas. Se basaban en el control de los elementos sensibles que se utilizaban. El secreto es propiedad exclusiva del actor y alternativamente que voy preparando el terreno para relajar y dejarme afectar por un torbellino de, sensaciones, verbalizando por debajo como un sub texto lo que siento como persona actor, no como personaje. Nade debe saber cual es el detonante de mi elección. Cuando más cosas me están pasando a nivel sensorial, mas respuesta emocional momento a momento, sin adelantarme, Menos es más. Los sentimientos, sensaciones y emociones de mi personaje es lo último que tenemos para estar vivos e involucrados en el aquí y ahora. No existe el ayer, pasó, ni el futuro no lo sé, solo este único momento irrepetible que estoy transitando. Son el material de nuestro archivo. Y es el trabajo con la memoria sensorial el que me lleva al encuentro conmigo mismo.

Es imposible crear algo, sin la intuición, la capacidad de reaccionar momento a momento a todos los estímulos y el compromiso de sentirse vivo y conectado en todo momento con su compañero, dándose cuenta cuando esta actuando o sobreactuando y parar y empezar de nuevo, Una mentira por pequeña que sea arrastra a miles de ellas en nuestro trabajo, hay que evitar lo convencional, las mentira que impide tanto a nosotros como los actores creer que está pasando la vida en esa situación.. No se puede interpretar solamente la psicología o personalidad del personaje, es imprescindible encarnar las vivencias. Stanislavsky lo llamaba actor de la vivencia u orgánico diferenciándolo del actor que solo se limita a las líneas ya la representación. Nuestro instrumento de creación es más complicado que cualquier instrumento musical. Tenemos el cuerpo, pies, manos, gestualidad, la vos, los deseos, sentimientos, la imaginación, la obligación emocional, etc. Toda una orquesta. Qué difícil. Hay mucho para afinar. Y no puedo detenerme, siempre tengo que seguir andando.